RUCIO: UN SOBREVIVIENTE Y CARABINERO HONORARIO

Rucio, el sobreviviente, en imagen de 2006 publicada por "Las Últimas Noticias".

Rucio llegó a ser una estrella en la cuadra del Palacio de La Moneda: simpático quiltro con frustraciones policiales, aunque ya era conocido por los transeúntes desde poco antes, se lo recuerda especialmente por haber sido escondido y salvado de morir por uniformados miembros de la Guardia de Palacio, durante una controvertida matanza del año 2006, terminando por ser incorporado de manera formal a la institución de Carabineros de Chile.

La historia del can es una de las más interesantes que se hayan conocido entre perros callejeros de nuestra época, y se ha convertido también en símbolo de la lucha por la supervivencia en el abandono urbano, acaso como bandera de las demandas de los animalistas contra las autoridades y sus políticas sobre el problema. Sus aspectos reprochables, cínicos e incómodos también forman parte del ejemplo que dejó su semblanza.

Mezcla de golden retriever con pastor alemán (o al menos eso se creía), la vida pública de Rucio comenzó en marzo de aquel año, cuando el Servicio de Salud Metropolitano del Medio Ambiente realizó una violenta barrida con los animales del sector Plaza de la Constitución y alrededores del Palacio de La Moneda, para que no perturbaran las ceremonias del cambio de mando que ya se aproximaban, según todo indica. No era raro verlo por entonces en el cuadrante de calles de ese sector, a veces cerca del edificio del Hotel Carrera o del Banco Central, y parece que no solamente funcionaros de Carabineros de Chile ayudaban a su alimentación y atenciones, así como la de los otros varios perros habitantes de aquel sector.

Rucio era, de esa manera, uno de esos perros símbolos del barrio cívico, además de muy distinguido. Por lo mismo, fue muy querido entre los transeúntes habituales de la manzana de la plaza, al igual que sucedía con una treintena de otros canes compañeros suyos como Shakira, Isabelito, Pituto, Matón y tantos más que se recuerdan aún. Rucio solía dar la pata a quienes lo saludaban y, en secreto, los funcionarios de la misma Guardia de Palacio le daban agua, comida y una colcha para dormir, según nos enteramos después de la dura medida que desoló ese lugar.

Rucio, en la Plaza de la Constitución con el Palacio de la Moneda de fondo, mismo lugar de la barrida de perros a la que sobrevivió. Fuente imagen: "Las Últimas Noticias".

El can poco antes de ser adoptado formalmente por Carabineros de Chile e incorporado a la Escuela de Adiestramiento Canino de la institución. Fuente imagen: sitio Prensa Animalista.

Sucedió entonces que, cuando los uniformados vieron cómo un camión secuestraba a los perros para llevárselos aquella noche de purga (después de ser advertidos por algún humanitario infidente de la administración pública, según se cree también), lograron salvar a Rucio ocultándolo como evangelio perdido en un secreto lugar del recinto. Luego, al parecer con otros canes como uno apodado Cholo o Negro, fue traslado discretamente en un bus y escondido en la comisaría del sector. No hay mucha información disponible sobre este acontecimiento, pues la institución policial trató todo con mucha reserva y solo las filtraciones o suspicacias de algunos curiosos permitieron completar la historia, encajando los datos con todo lo poco que se hizo público de ella.

La despiadada matanza provocó escozor entre los defensores de los perros y Rucio, el sobreviviente, fue erigido casi al instante como un blasón de esta causa, cuando fue llevado de regreso al Palacio de La Moneda. Hasta nuestros días rondan diferentes teorías sobre quién dio la orden de aquella sucia escabechina animal y se rumorea incluso que funcionarios de la propia Intendencia de Santiago, enterados de la inminencia del pogromo canino, habrían advertido al personal de guardia de lo que iba a suceder en la plaza, con lo que se alcanzó a salvar a los dos o tres canes sobrevivientes, con Rucio como el más conocido de ellos. No hay mucha claridad al respecto.

Convertido en la estrella perruna de tan deslucidas y tristes circunstancias, entonces, además de ser salvado otra vez en 2006 tras una anónima paliza callejera, en el año 2010 el perro Rucio fue postulado al concurso fotográfico “Quiltro del Bicentenario”, aunque el certamen también fue objeto de grandes críticas: se premiaba a imágenes de perros como el mismo que resistió a la política de aniquilación que allí practicaron las autoridades, además sin considerar alguna clase de apoyo en la tarea de la recuperación de canes callejeros. Más encima, la competencia culminó con una fastuosa ceremonia de premiación llena de figuras públicas y televisivas en la misma Plaza de la Constitución enfrente del palacio de Toesca, el mismo escenario en donde había tenido lugar la matanza del 2006. El propio Rucio estuvo entre los presentes, en aquella jornada.

Desde su incorporación formal a la institución como un reconocimiento honorario de Carabineros de Chile, ingresando a la Escuela de Adiestramiento Canino y al equipo de perros activos, Rucio pasearía su orgulloso manto del color verde corporativo de carabinas cruzadas, con el que transitó por el paso de ser un can abandonado y arrebatado del tragadero de la muerte, por solo un instante providencial, a un apreciado y valorado perro policial por todos conocido. Otra generación de perros populares llegaba al barrio de La Moneda, en tanto, partiendo por un querido prócer llamado Bigote, que reemplazaría a Rucio allí en popularidad y simbolismo.

Después de su graduación en la escuela canina del Cerro San Cristóbal, Rucio fue adoptado por una funcionaria de carabineros y llevado hacia el sector sur del país, a pasar su merecida vejez en manos responsables y seguras.

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