LAS TRES GRACIAS DE LA REFORESTACIÓN EN EL MAULE

Las tres perritas iniciando una jornada con su carga de semillas, corriendo hacia el bosque. Imagen publicada en el sitio Bioguía (mayo 2018).

Las jóvenes voluntarias Constanza y Francisca Torres caminan por los bosques de la Región del Maule, a mediados de 2017, acompañada por la hermosa perra Das, de cinco años, con fino pelaje negro y blanco. Aunque ella es la líder y hace las veces de guía, más delante van sus jóvenes hijas jugando a mordisquearse y perseguirse por entre los troncos y tocones: son Olivia y Summer, ambas de un año, ostentando el mismo elegante patrón de manchas de su madre.

Las tres alegres border collies, raza reconocida mundialmente por su asombrosa inteligencia, corren y saltan pisando las cenizas, ramas secas y escorias en el bosque, deteniéndose en los claros entre árboles, varios de ellos chamuscados, o sólo para olfatear lo que queda del rastro de algún conejo que haya pasado en el camino oscurecido por la calcinación. Llevan en sus espaldas unas mochilas afirmadas por arneses y con caídas por ambos lados del lomo, a modo de alforjas. La labor de las perritas permitirá que el verdor regrese a este sitio, pero por ahora todo se resume a perseverar y mantener las esperanzas.

El verano anterior había dejado en la memoria de los chilenos, los registros de una nueva catástrofe: los masivos y descontrolados incendios -intencionales en su enorme mayoría- señalando el quizá peor desastre forestal de nuestra historia, comparable sólo a la destrucción a fuego de la selva austral durante algunos períodos de la colonización del territorio. Fueron cerca de 120 a 150 incendios declarados según la Corporación Nacional Forestal, entre las regiones de Coquimbo y Los Lagos, con algunos focos también en Magallanes. A su paso, el fuego dejó 11 fallecidos (entre bomberos, brigadistas, policías y residentes) y unos 3.000 damnificados. Personal de combate de incendios proveniente de Francia, Canadá, Portugal, Estados Unidos y países vecinos tuvo la generosidad de tender la mano a los sobrepasados efectivos chilenos en la tarea de extinguir las llamas.

La zona más afectada se encontraba entre las regiones de O’Higgins y el Maule. En esta última, el llamado Incendio de Las Máquinas destruyó gran parte de las comunas de Empedrado, Constitución y Cauquenes, discutiéndose hasta ahora si corresponde al incendio más grande que haya tenido el país en su historia, pues consumió la friolera de 184.000 hectáreas, muchas de ellas bosques abundantes en flora nativa.

Superado el desastre, la directora de la recién creada comunidad virtual animalista y ecologista Pewos, Francisca Torres, quien conocía bien aquellas forestas ahora arrasadas, comenzó a tirar líneas para un sencillo proyecto que permitiera enfrentar las consecuencias del incendio y probar formas creativas de reforestación de los bosques tan severamente dañados.

Para poner en práctica aquel plan, de ejecución totalmente artesanal y voluntaria, se consiguieron semillas de flora nativa cargadas bolsos, con las que recorrerían esos bosques dejando caer las simientes que volverían a enverdecer el carbonizado suelo. Las mezclas de semillas y la selección de las mismas las realizaba con ayuda de Constanza, considerando factores como los porcentajes adecuados y el tipo de suelo donde serían depositadas en bosques, praderas y terrenos de forraje. Los ejemplares a sembrar eran boldo, peumo, quillay y araucaria, además de algunas semillas de caléndula y manzanilla para facilitar el trabajo de las abejas y otros polinizadores que estaban con escasez de alimento en esos días.

Varios miembros de la comunidad Pewos, que además había colaborado con forraje para los ganaderos y ayudando perros o gatos quemados en los incendios, se incorporaron a los trabajos de reforestación. Los costos de las operaciones, semillas y transportes se cubrían con algunas donaciones realizadas a la comunidad animalista y aportes generosos de sus propios miembros.

Sin embargo, a poco de andar descubrieron que iba a resultar mucho más eficiente y rápido valerse ingeniosamente de las tres perritas para esparcir las semillas que caían desde sus alforjas entreabiertas, estando muy bien entrenadas por su dueña, la propia Francisca, quien tenía un centro de adiestramiento para canes, varios destinados a personas con discapacidades.

Entre otras virtudes, como la velocidad y las energías, las perras respondían obedientes a los llamados por tratarse también de una raza especialmente útil al pastoreo de ovejas y especialmente instruida en tales labores, de modo que no salían a perseguir liebres o pájaros que pudieran aparecerse en la ruta distrayéndolas, Su presencia en esos bosques, pues, no representaba peligro para la fauna nativa.

Das la matriarca, a los cinco años, con sus dos cachorras Summer y Olivia, cuando tenían recién un año. Fotografía de Francisca Torres publicada en sitio BBC News (julio 2017).

Francisca Torres con su eficiente equipo de perritas eco-interventoras. Imagen publicada en sitio BBC News (julio 2017).

Forma en que las perritas esparcen las semillas durante sus carreras por los terrenos intervenidos. Imagen publicada en el sitio Bioguía (mayo 2018).

Con sus cargas de semillas, entonces, Das, Olivia y Summer abarcaban una mayor cantidad de terreno en menos tiempo y con mejor dispersión de las mismas entre los troncos tiznados y cenizas. Las salidas a terreno con ellas se realizaban una o dos veces por semana, dependiendo de las condiciones climáticas. Las inteligentes perras llegaban en la camioneta de Francisca y, ni bien se detenía, saltaban felices moviendo la cola y corriendo ágilmente, hasta recorrer alrededor de 30 a 40 kilómetros en cada jornada de trabajo, muy por encima de los cerca de 3 kilómetros diarios que se conseguían hacer por persona cuando comenzó a ejecutarse el plan. Cada andanza terminaba con ellas jadeando de vuelta en la camioneta y premiadas con alguna galleta canina.

Por simbólica ironía, sin embargo, las alforjas usadas por el trío de sembradoras semeja mucho a los infames chalecos explosivos que se colocaban en perros bombas y antitanques para misiones suicidas de las guerras del siglo pasado, como lo hicieron los ejércitos de Rusia, Japón y Vietnam. En el perturbador segmento titulado "El Túnel", del filme "Sueños" de Akira Kurosawa (1990), puede verse la representación de uno de aquellos perros con su dramática carga. Ahora, pues, las tres perritas del Maule hacían lo equivalente pero como bombas de vida, de regeneración de la flora.

Hasta diez kilos o más de semillas eran arrojados por el paso alegre de las perritas en los terrenos por donde se realizaba la intervención, pues retornaban varias veces hasta donde su dueña para que las alforjas fuesen cargadas otra vez, recibiendo también alguna sabrosura como recompensa en cada vez. Su rendimiento, entonces, superaba incluso las estimaciones que se hacen para estos trabajos valiéndose de drones, robots motorizados o vehículos de tierra, además de dejar una huella de carbono que se considera mínima.

Toda aquella manifiesta eficiencia del trío canino permitió que pudieran operar en más de 15 bosques afectados en el territorio maulino, además, recuperando la presencia de flora nativa en ellos cuando regresó el período de humedad y lluvias que devolvería el verdor hasta aquellos prados. Esto explica, además, el que Francisca y Constanza hayan comenzado a hacer planes similares para otros territorios hasta donde llevar las perritas.

En tanto, los primeros buenos resultados del proyecto comenzaron en el mismo mes de abril de aquel año cuando comenzaron a resembrar: la llegada de las lluvias permitió advertir el inicio de las germinaciones exitosas de algunas de las semillas distribuidas por las perritas. Aquellos brotes humildes eran el primer resultado a la vista de tantos esfuerzos. Además, el entrenamiento de las perras las hacía avisar a sus guías de la presencia de cualquier animal que vieran con un ladrido, en lugar de salir a darles caza soltando sus instintos, comportamiento que permitió ir evaluando si la fauna estaba retornando a cada punto de recuperación verde.

Como se requería de perros con facultades y entrenamientos especiales para esta clase de desafíos, todo aquel programa quedó confiado únicamente a Das y sus dos cachorras, pues no había tiempo ni recursos para preparar otros perros en la misma tarea, dependiendo toda su ejecución de los miembros de la comunidad donde se gestó la idea. Todo este reto estaba confiado a ellas, entonces.

Francisca y Constanza fueron entrevistadas y retratadas con sus encantadoras perritas por BBC Mundo, siendo reproducido su extraordinario testimonio en la sección de ciencias por Laura Plitt, el 20 de julio de 2017, con el título “Das, Olivia y Summer, las tres increíbles perras que están reforestando los bosques arrasados por los incendios en Chile”. Aunque ya habían tenido atención de ciertos medios, desde allí el caso se hizo conocido en otros soportes noticiosos y se expandió por la prensa. Incluso fue premiada la secuencia de fotografías tomadas por el fotoperiodista Martín Bernetti Vera con las perritas en plenas tareas, con el Primer Lugar del Premio FotoPrensa 2018, en la categoría Naturaleza y Medio Ambiente Reportajes, extendido por la Unión de Reporteros Gráficos y Camarógrafos de Chile y destinado a resguardar la memoria visual del país.

Francisca celebraba ya entonces los resultados de su loable esfuerzo y el de sus mascotas, por cierto, como declaró a BBC Mundo: “Nos hemos encontrado con liebres. Eran unas cinco o seis. Puede que no sean muchas, pero eso quiere decir que también los zorritos van a volver".

Aunque tendrán que pasar unos años para poder hablar de una plena recuperación forestal, sin titubeos, después de haberse contabilizado la devastadora cifra de 470 a 590 mil hectáreas destruidas y daños por unos $333 millones de dólares con los fatídicos incendios de 2017, no hay duda del aporte y del alivio que la comunidad Pewos le ha dado al curso de la naturaleza, asistida por el trío de gracias de Das, Olivia y Summer.

…Al final, de un modo u otro, la vida siempre es la que triunfa en esos reinos.

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