LA LLEGADA A CHILE DE POLICÍAS Y DETECTIVES DE CUATRO PATAS

 

Desfile de Carabineros de Chile con algunos perros de la brigada canina, pasando enfrente del Palacio de la Moneda. Fuente imagen: Fotografía Patrimonial.

Los perros de las llamadas funciones policiales, otro de los roles más distintivos dentro del mundo canino en la sociedad chilena, han formado tradicionalmente parte de las instituciones encargadas del orden y la seguridad. Probablemente, están presentes en cuerpos de este tipo desde tiempos coloniales cuando, pudieron acompañar a guardias de serenos y vigilantes. La calidad de cuidadores y garantes de integridad que los prestigia desde sus orígenes como animal doméstico queda confirmada, de hecho, en los famosos mosaicos romanos que advierten con la imagen de un can furioso “Cave Canem” (“Cuidado con el Perro”).

Por aquellas mismas virtudes tan aprovechadas a nivel casero, entonces, desde temprano los perros han sido reclutados por instituciones de vigilancia, seguridad y orden. Ya a principios de siglo XX llegaban a Chile noticias sobre lo astuto y efectivo de estos animales en Europa cumpliendo tales labores, con un modelo que fue imitado en Estados Unidos en ciudades como Filadelfia, en donde se formó una pequeña brigada de canes policiales desempeñando turnos y recibiendo entrenamientos para detectar ebrios, delatar sospechoso o encontrar niños perdidos y llevarlos a un cuartel. Durante la Gran Guerra, además, se conoció de la labor de ambulancia que muchos de ellos desempeñaron con diferentes métodos franceses y alemanes, como el de encontrar soldados heridos y ladrar pidiendo ayuda, o bien tomar sus cascos y llevarlos al hospital de campaña para que lo siguieran hasta el lugar de quien requería asistencia.

Sin embargo, la connotación auténticamente policíaca en los canes como sabuesos y agentes en Chile es más bien algo de los últimos cien años en el país, o un poco más a lo sumo: aparentemente, comienza con el momento en que la Brigada de la Policía Civil de Chile comenzó a utilizar al primer perro oficialmente asignado a cuestiones de este tipo en el país hacia el año 1915, correspondiente a uno llamado Fritz y destacado en Valdivia, como se lee en el "Boletín de la Policía de Santiago" de marzo de ese año. Este perro había sido traído desde Alemania por el agricultor Reinaldo Deppe, siendo entrenado y usado por el agente primero Arturo Azócar. Posteriormente, asociado con el prefecto Hércules Beltramí, ambos agentes fueron los primeros en utilizar perros para propósitos de investigación policial, según señalan autores como Roberto Hernández Ponce y Jule Salazar González en "De la policía secreta a la policía científica".

Ese mismo año, en su edición de septiembre, la revista "Sucesos" reporteaba en una curiosa entrevista el caso del marqués de origen italiano y expolicía en Buenos Aires, Ruggiero Lanza di Brolo, quien vivía trabajando como investigador privado en Santiago de Chile con el nombre de Argos y haciéndose asistir por perros detectives, destacando dos llamados Blake y Top. Sin duda, había mucho de fantasía en la entrevista, pero al menos deja confirmado que el concepto del perro policial ya era conocido a la sazón en el país.

Los canes comenzaron a ser empleados reglamentariamente por la institución de la policía uniformada cerca del año 1947. Sin embargo, fue durante 1954 que se fundó en la Escuela de Carabineros de Chile la Sección de Perros Policiales, que a principios de 1956 consolidó el Curso de Adiestramiento Canino. Todos estos elegantes y distinguidos perros eran pastores u ovejeros alemanes, de esos mismos que llegaron a ser populares entre algunos colonos germanos del sur del país y que dejaron sus rasgos en muchos de los mestizos callejeros de las regiones de Los Ríos y Los Lagos. Desde entonces, además, se ha extendido un error muy corriente en nuestra sociedad, al llamar inadecuadamente a esta raza como perro policial o perro policía.

La revista “Ercilla” del miércoles 8 de agosto de ese año, bajo el título “Escuela de perros policiales enseña a hacer perro muerto”, anunciaba la pronta inauguración del Cuerpo Policial de Perros, “cuyos componentes serán adiestrados, como todo policía que se respete, en la Escuela de Carabineros”. Asistido por el experto en adiestramiento canino, el carabinero Galvarino Duarte, el encargado del adiestramiento era el capitán Mario Puente García, quien había seguido el curso especial de la policía argentina y el uso de perros policiales en funciones patrullaje y salvamento, desde hacía cuatro años.

Aquellos cursos pioneros no solo eran para los canes, sino también para los instructores que tomaran el programa de seis meses de formación en la misma Escuela, dividido en dos etapas: obediencia y adiestramiento.

Blake y Top, los perros detectives de la agencia Argos, en la revista "Sucesos" de septiembre de 1915.

A la izquierda: Ayax, un famoso perro héroe y mártir, posando junto a su adiestrador el carabinero Luis Carrasco en el preciso momento de haber terminado y aprobado el curso de adiestramiento, a fines de 1959 (fotografía del diario "La Tercera" de 1962). A la derecha: nota sobre los perros de las primeras generaciones caninas a las que perteneció Áyax en el programa de adiestramiento de la institución. Publicada por la revista "Ercilla" en 1956.

Astuto perro policial respondiendo al saludo de un funcionario de Carabineros de Chile, en fotografía publicada por la revista “En Viaje” N° 343 de mayo de 1962.

Los primeros perros adiestrados de Carabineros de Chile fueron atracción para los niños pequeños, especialmente en aquellos años en que era una curiosidad ver canes con semejante estampa y grado de obediencia a las órdenes. Imagen publicada por la revista “En Viaje” N° 364 de febrero de 1964.

Primera brigada canina de la Policía de Investigaciones, conocida como Grupo de Adiestramiento y Servicio de Perros Policiales (GASPOL), en 1966. Especializados en rastreo y detección de droga. Fuente imagen: sitio de la PDI.

El departamento de adiestramiento permaneció por dos años más al mando del Capitán Mario Fuentes García y, para la formación educativa de los canes se dispuso de la asesoría del experto alemán Carlos Fisher Voight, quien era también juez internacional de razas, por lo que su aporte a la cultura de caniles en Chile puede ser bastante más grande que lo aparente, sumado a los progresos en instrucción y veterinaria que esta sección policial tributó a nuestra tradición perruna. Además, la tendencia del siglo XX que continuó con la incorporación de perros de pedigrí a la familia canina nacional, también lo hizo entre organismos uniformados y de policía civil.

Cosas nuevas comenzaron a ocurrir en aquella etapa de la historia canina chilena, como podrá adivinarse desde ya.

Abordando desde el punto de vista del derecho el tema de estos animales y las responsabilidades institucionales que involucraba su incorporación a la misma como herramienta de trabajo y como arma, el jurista Emilio Maldonado Ferrada escribía en 1963, en su estudio “Algunos aspectos de la función policial frente a la legítima defensa” de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, el siguiente alcance para los perros de la Sección de Adiestramiento de Carabineros:

Estos animales, convenientemente adiestrados, son un valioso auxiliar del Carabinero en el ejercicio de su función policial. En su corta trayectoria han tenido hechos destacados en la represión de la delincuencia y varios ejemplares han caído ultimados por el hampa. Jurídicamente, el perro es una cosa corporal, mueble, semoviente. Pero, dado que este animal puede ser dirigido con relativa precisión contra un objetivo determinado, viene a resultar que para el Carabinero es un arma ofensiva o defensiva, según el signo que se le represente. En tales casos resulta ser el propio policía el sujeto de ataque o de defensa.

Convertido ya el departamento en el Curso de Adiestramiento de Perros Policiales, el buen entrenamiento de aquellos astutos perros permitía que los niños se acercaran a acariciarlos en las calles o en los desfiles que regularmente se hacían con ellos y que atraían al público de entonces. Los animales, que todavía eran novedad por su estampa, alzada y comportamientos pocas veces vistos, respondían mansamente ofreciéndole alguna de sus anchas patas como saludo, aunque solo bastaba una instrucción o gesto técnico de sus amos para que reaccionaran con ferocidad y determinación contra los malhechores. Muchos de ellos, por estas demostraciones, tenían cierta popularidad en los distritos donde se los solía ver, especialmente en localidades que entonces se hallaban algo retiradas del radio central de la ciudad de Santiago, allá donde la vida aún seguía siendo más vecinal, contemplativa y comunitaria.

La revista “En Viaje” en su edición de mayo de 1962, informaba que, a la sazón, 82 perros adiestrados secundaban la labor de Carabineros de Chile detentando una tradición de canes policiales que hoy sigue siendo parte importantísima de la institución. En 1966, además, se implemento especialmente el Grupo de Adiestramiento de Perros Policiales, que estaría especialmente encargado de ejecutar los cursos.

Las presentaciones de sus perros al servicio de la institución policial continuaron adquiriendo popularidad y eran de gran atracción para el público, especialmente para los infantes más acostumbrados a los poco elegantes quiltros domésticos, menos disciplinados, de menor envergadura y con el glamour de una mosca comparados con estos gallardos pastores. De hecho, todavía a principios de los años setenta se hacían estos pasacalles y grandes presentaciones públicas con los canes de la institución uniformada, en varias ocasiones pasando por la Plaza de la Constitución frente al Palacio de la Moneda al son de marcha del orfeón institucional.

Sin embargo, en la vida rural la situación era bastante menos pintoresca y tierna. Tanto entre carabineros como otros grupos de acción policial que operaron hasta mediados del siglo y todavía un poco más allá, los perros pastores alemanes fueron famosos por responder con violencia a la violencia, ayudando a destruir pandillas de bandoleros, cuatreros y abigeos que plagaban los campos desde larga data. También resultaron fundamentales para la vigilancia y la prevención de los delitos amparados por la vida marginal, en parajes lejos de la civilización y del imperio de las leyes. El crecimiento del flagelo de la droga y sus tráficos ilegales por el país dio mucho más empleo a estos canes y a otros nuevos que comenzarían a incorporarse, al correr los años.

Imagen del perro Sherock en la "Revista de Marina". Fue la mascota del destructor Cochrane en la Armada de Chile en los años setenta, pero su origen fue como can policial de la escuela de adiestramiento de Carabineros de Chile.

Lápidas de perros destacados del Curso de Adiestramiento Canino, algunos de sus primeros mártires, en el Cementerio Canino de la Escuela, en el Cerro San Cristóbal.

El extraordinario perro Bull van de Verpihoeve de Carabineros de Chile, en un campeonato internacional. A pesar de sus logros deportivos, tuvo una vida corta: de 2009 a 2014. Fuente imagen: sitio del Club IPO.

Fotografía de Lago de las Tres Esperanzas saludando a un niño. Fue un perro héroe durante el infausto terremoto de 2010. Fuente imagen base: sitio de 24 Horas (TVN).

La Policía de Investigaciones de Chile, en tanto, había fundado en 1966 al Grupo de Adiestramiento y Servicio de Perros Policiales (GASPOL) gracias a una gestión del prefecto Fernando Castro Arellano, con perros especializados en labores de rastreo y también de detección de droga. De acuerdo a la revista "Detective" de la misma institución de la policía civil, en su edición de octubre de 2016, el primer can mártir del grupo fue el hermoso pastor alemán Anker von Ratty, muerto el 21 de noviembre del año siguiente cuando buscaba a un niño desaparecido en el sector del Zanjón de la Aguada y se electrocutó accidentalmente a causa de unas instalaciones clandestinas para robar corriente, frente a la Población Isabel Riquelme. Cuando fue sepultado en el patio de la escuela, su compañero el perro Atlas lloró penosamente mientras tocaba la despedida el orfeón, escena de la que quedó un registro fotográfico.

Con el tiempo, pasadas esas primeras generaciones de perros pastores alemanes que algunos suponen popularizados por los inmigrantes germanos que llegaron al sur de Chile, la raza comenzó a quedar ocupada exclusivamente para las descritas funciones de seguridad y orden en la policía, en lo que se refiere a control de muchedumbres y disuasión de potenciales actos de violencia (calles, estadios, espectáculos, etc.), pues su temple y carácter eran los apropiados a estas labores. En algunas imágenes antiguas, además, se ven los que podrían ser quizás perros doberman o de raza parecida para estas funciones, aunque parece ser que esta estuvo relacionada también con algunos caniles del Ejército de Chile, en otras épocas.

Desgraciadamente para los que sintieron encima la ferocidad y la obediencia, el saldo fue positivo en la experiencia de poner en acción las capacidades intimidantes propias de los perros policiales, aunque estas han sido usadas en más de una ocasión contra la sociedad civil. Hubo casos denunciados especialmente cuando se trata de huelgas, movilizaciones políticas o grandes encuentros de personas que se salen de madres.

A mayor abundamiento, conocieron de sus ferocidades, por ejemplo, los campamentos paralizados de los mineros del cobre durante los días de la Unidad Popular cuando, además, la dotación había crecido debido a donaciones de perros que tuvieron lugar en 1971. Su empleo en estos fines provocaría protestas en el Congreso Nacional, de hecho. Sin embargo, tiempo después se iban a probar esas temibles fauces en otros compatriotas, ya durante los días de rigores tras al Golpe Militar de 1973, cuando la orden era disolver todas las manifestaciones o posibles focos de protesta en Santiago Centro... Y es que, como decía Maldonado Ferrada en sus líneas, es el hombre el que convierte al perro en un arma y no al revés.

La presencia canina se hizo clara también en los servicios para el Grupo de Operaciones Especiales (GOPE) a partir de su creación en 1979, razón por la que muchos lo han querido señalar como otro resabio dictatorial, aunque también es verdad que asumieron funciones que ya estaban en la competencia y práctica de la institución de Carabineros de Chile desde mucho antes, solo formalizándose en un cuerpo especial a partir de entonces.

Conforme iban creciendo las tareas y los desafíos institucionales,  además, nuevas razas se irían incorporando al programa de adiestramiento para labores policiales específicas y valiéndose de las características inherentes a ellas. Los perros de rastreo de personas, búsquedas de cuerpos y detección de explosivos o drogas en Chile han pasado a ser especialmente los labradores, conocidos por su docilidad y mansedumbre. La dócil y encantadora raza golden retriever, en cambio, si bien destaca por su olfato extraordinario para combatir el narcotráfico, ha sido utilizada también con buenos resultados en labores sociales de asistencia a niños con discapacidades cognitivas o motrices. Finalmente, los pastores belgas melinois fueron incorporados por su gran fuerza y estructura muscular, para destinarlos a labores de rescate, salvamento y búsqueda de personas.

Cabe añadir que, en 1991, la Sección de Adiestramiento comenzó a depender de la Escuela de Suboficiales de Carabineros y se constituyó en el 7º Escuadrón de Adiestramiento de Perros Policiales, pasando a ser lo que se conoce como la actual Escuela de Adiestramiento Canino con la Orden General Nº 1.741 del 30 de enero de 2007.

En la Policía de Investigaciones de Chile, en cambio, dentro de la Unidad Antinarcóticos se creó también la Brigada de Adiestramiento Canino en 1991, con la misión de formar guías caninos y perros detectores. Estos últimos eran enseñados en la Sección Adiestramiento de Perros para especializarlos en búsqueda de mercancías ilícitas (narcóticos, sustancias prohibidas, animales exóticos, etc.) como de cadáveres y, desde hace algunos años, educados todos con ambas aptitudes a través del Sistema de Detección Combinado. Corresponden especialmente a labradores, aunque se han visto de otras razas distintas participando del servicio.

Y aunque pertenecen a un organismo de derecho privado, no podemos pasar sin mencionar también a los perros del servicio K-SAR Chile para búsqueda y rastreo de personas perdidas u operaciones en caso de emergencias, en funciones bastante parecidas a las de sabuesos como los revisados. Su equipo de estrellas olfativas incluye pastores alemanes, labradores y varios mestizos dirigidos por guías e instructores voluntarios expertos.

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